La Condusef va a gastar este año 29 millones de pesos en pagar una encuesta para medir el grado de estrés financiero que sufrimos los usuarios, atribuyendo de antemano el problema de salud a causas propias y errores autoinfligidos para revictimizarnos en lugar de hacer su trabajo.
No cabe duda que no hay peor ciego que el que no quiere ver; el día de ayer de regreso a casa escuchaba a don Oscar Rosado contestar una entrevista de radio en destacado foro de economistas -de quienes me confieso admiradora- para anunciar la gran idea que tuvo de hacer la encuesta de salud financiera, lo hacía con un entusiasmo que convencería a cualquiera de que los culpables de nuestra pobreza y el grave problema de morosidad que azota al país entero, somos nosotros mismos.
Destaca como errores que no ahorremos una parte de nuestros ingresos, que no invertimos nuestros ahorros, que contratamos deudas innecesarias, que no diversificamos nuestras inversiones, que creemos en el dinero fácil y rápido, que no manejamos nuestras emociones, y que no pensamos en el retiro; bueno, y que aparte no estamos educados financieramente.
O sea, visto de esa manera, somos unos verdaderos inconscientes, gastadores, derrochadores y los únicos culpables de salir afectados al usar servicios financieros.
Las preguntas con las que los encuestadores del Inegi visitarán 29 mil hogares mexicanos para darle al señor Rosado las respuestas que busca son, ¿necesitas pedir prestado para llegar a fin de mes?, ¿reduces gastos innecesarios?, ¿te atrasas en el pago de servicios y créditos?, ¿utilizas la tarjeta de crédito para gastos diarios como la compra de alimento?, ¿gastas más de lo que tu presupuesto te permite?, ¿pagas un crédito con otro?
A ver don Oscar, estaría muy bien que para empezar no hubiera causado un agravio más a los usuarios gastando ese dinero en una encuesta que pudo llevarse a cabo en las filas diarias de personas que van a la Condusef en busca de ayuda, de solución de respuesta y de defensa del organismo que usted ha destruido.
Estoy segura que en su mayoría las personas usuarias que acuden a las oficinas de Condusef en todo el país sufren de estrés financiero, agravado ahora porque las entidades financieras tienen de rodillas a ese noble organismo que un día tuvo como fin defendernos o por lo menos contribuir a la protección de las miles de personas que a diario sufren abusos y robos bancarios.
Personas que salen apaleadas, derrotadas, tristes, vencidas, sin esperanza por falta de solución en los problemas que enfrentan por una sencilla razón, el dinero alcanza apenas para comer y sobrellevar el diario. ¿Ahorro, inversión, qué es eso, de dónde?
Ahora tenemos que hacer milagros con el gasto diario, para sobrevivir al alza de precios, estirando aquí, ahorrando allá, comprando cuartos en lugar de kilos, oyendo diariamente las quejas de los comerciantes quienes también son víctimas de los mismos, y en algunos casos peor porque han tenido de recurrir a créditos leoninos para sostener sus negocios.
Créditos que resultan simplemente impagables por el alza de las tasas de interés, medida anti inflacionaria con la que los únicos que salieron ganando fueron los bancos, al haberse hecho más millonarios con las ganancias que obtuvieron por cobrar más intereses, comisiones, de IVA.
Y no se diga, lo que se embolsaron por los “programas de apoyo Covid” con los que también nos engañaron diciendo que nos darían el chance de pagar después, y que en su momento aceptamos ingenuamente, porque la Condusef salió a aplaudir en lugar de revisar que los contratos que se firmaron no fueran abusivos hoy estamos pagando hasta lo del “virus”, pues se les permitió cobrar interés sobre interés.
¡Cómo no vamos a tener que recurrir a los préstamos!, qué vamos a invertir si ya ni ahorros tenemos, cómo no nos vamos a atrasar en los pagos, cómo no vamos a usar la tarjeta para comer.
El estrés financiero existe, lo genera la crisis y la indefensión que nos resulta no tener un defensor a la medida. Y si lo quiere en la encuesta, ¡fuera Oscar es la respuesta! Únase ya a la Jornada Estatal para la Defensa del Patrimonio Familiar.
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@terecarbajal