La cartera vencida es aquella donde los créditos otorgados por instituciones financieras no fueron cubiertos dentro de los plazos establecidos por los convenios de estas (Berumen, 2008). El problema de la cartera vencida se hizo de conocimiento público y convirtiéndose en un serio problema para los deudores y acreedores con el surgimiento en Jalisco del movimiento “El Barzón” en agosto de 1993. Teniendo que para 1988 esta ascendía a 1.6 miles de millones de nuevos pesos, con un índice de morosidad de 2 por cada 100. El problema para 1995 era desgarrador, teniendo que este había ascendido a 16% de la cartera total de la banca comercial y de desarrollo, es decir, que por cada 100 nuevos pesos que las instituciones tenían prestadas, sus clientes les adeudaban 16. La mayor dificultad era que existía menor probabilidad de saldar deudas; generando un círculo vicioso de causa y efecto.
Las últimas cifras de la cartera vencida comenzaron a ser significativa desde 1989, con un índice de morosidad de 5.09% decreciendo para 1990-1992, para finalmente dispararse en 1993-1994 con 5.58% y 6.29% correspondientes al último diciembre de cada año. En 1995 el índice se incrementó notoriamente a 10.60% en mayo y 16% en julio del mismo año.
El crédito de consumo se le denomina como aquellos préstamos que conceden las entidades financieras a sus clientes para adquisición de bienes o servicios. Por lo general, son empleados para gastos propios o familiares, como por ejemplo la compra de un auto o bienes para el hogar. Estos se dividen en tarjetas de créditos, cupones rotativos, créditos de cobranza, sobregiros, vivienda, etc. (Scotiabank, 2023).
De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, al cierre del primer semestre de 2023, Banorte obtuvo ganancias por 20 mil 673 millones de pesos, seguido de Santander (15 mil 600 millones) y BBVA con un billón 556 mil 731 millones de pesos por pagos de créditos de consumo.