DEBO NO NIEGO; PAGO LO JUSTO
Teresa Carbajal
Legislar con valor
¿Por qué es el pueblo mexicano quien siempre tiene que pagar por los errores, desatinos, conflictos y demás intereses mezquinos de grupos o partidos, en su lucha por obtener o conservar el poder?
Difícilmente la vida nos alcanzaría para responder a esa pregunta histórica, que siempre se queda sin respuesta y peor aún, sin solución.
Pregunta que cada vez que vivimos en carne propia algún atropello de nuestros derechos nos volvemos a hacer por considerar que pase lo que pase, llegue quien llegue al poder, será el gobernante en turno para sus adeptos, simpatizantes o beneficiarios; pero no, para la gran mayoría, quienes con la esperanza de lograr un cambio, apostaron su voto para perder los próximos seis años o como en el caso retroceder en la protección y tutela de nuestras garantías constitucionales.
La reflexión viene al caso porque el pasado 17 de marzo de 2022 la mayoría aplastante de diputados federales de Morena, junto a los del Partido Verde Ecologista y a los del Partido del Trabajo, atentaron contra el salario al aprobar en su Cámara la ley de las tiendas de raya versión del bienestar 2022.
Los diputados federales de quienes hoy ya no están en el poder como el Partido Revolucionario Institucional y los del Partido Acción Nacional, en alianza con el Partido de la Revolución Democrática, a quienes se sumó Movimiento Ciudadano, votaron en contra, inclinando dramáticamente la balanza tratando de evitar que esa ley fuera aprobada.
Nueve legisladores morenistas votaron en contra en lo general y trece votaron en contra en lo particular, entendiéndose que no acataron ni siguieron la línea que les marcó su partido, y optaron por representar a sus electores ante esa aberrante ley que a propuesta de Morena, pasó en el Senado y se pretendió aprobar en la Cámara de Diputados.
Para mala suerte de la mayoría de legisladores morenistas, al día siguiente el presidente López les enmendó la plana al comprometerse a vetar la ley en caso de ser aprobada por el Senado, bajo la consigna de no estar de acuerdo con las tiendas de raya.
En cascada, conocemos lo que pasó en las horas posteriores respecto al pronunciamiento de los incompetentes, como autoridades del trabajo, Condusef y demás entes que durante más de un año y en los oscurito se mantuvieron indiferentes a la alerta enviada por el Barzón para ir en auxilio de la clase trabajadora y de los usuarios que durante años han vivido una verdadera tragedia en sus vidas por haber recurrido a un crédito de nómina con financieras, que terminó en esclavitud, pérdida de la salud, de la familia, de la estabilidad emocional, y en algunos casos de su vida.
Pero, ¿qué siguió después de ese 18 de marzo, día en el que el país completo se enteró, indignó y escandalizó de lo que nos estaban cocinando los legisladores verdes, morena y del “trabajo”?
Pues la iniciativa la recibió el Senado con la promesa de revisarla a detalle, tuiteó el senador Monreal.
¿Y, después? Bueno, nada. Después de esa ley no muerta, siguió la nada. Y a ese motivo es que obedece este espacio, porque es muy necesario que no bajemos la guardia, que todos los afectados por esos créditos, estemos ahora unidos y mas pendientes que nunca de las noticias y del seguimiento que llevará el tema.
¿Para qué?, pues para seguir en alianza con esos legisladores, que ahora ya conocen de qué se trata la ley y que, aunque antes no entendían, ahora ya están sabidos, sabidos además que hay al día de hoy tan solo en Veracruz, más de 15 mil familias están padeciendo los ultrajes del bolsillo, con esos letales créditos de nómina.
Se buscan legisladores valientes, quienes de verdad quieran defender al pueblo, a sus electores, para construir una iniciativa que sea ley, y que dé solución definitiva al problema latente que tenemos con la usura en las instituciones. El problema existe y no se acaba con el veto, no corramos el riesgo de comenzar donde empezamos, pues es hora de terminar la tarea y que toda esta experiencia tenga como fin llevar solución a quienes hoy son esclavos de financieras, presos del pago de intereses y perpetuos descuentos por cuentas impagables.