Mi esposa y yo entramos al Barzón por las deudas que teníamos en 10 tarjetas de crédito: Yo tenía
4 (cuatro), Santander Serfin y HSBC, además de la Tarjeta de Crédito de Liverpool y la de Sears que
fue refinanciada tiempo después. Mi esposa Maricarmen contaba con 6 (seis), 2 con HSBC, 1 con
Santander, 2 con Banamex y 1 con Bancomer Walmart. Nuestra situación económica era muy
desesperada debido a los pagos que teníamos que realizar a todas las tarjetas, además de los
gastos del hogar que mes con mes llegan.
La situación se agravó porque a mi esposa le otorgaron un Crédito Hipotecario por parte del
FOVISSSTE gracias al cual pudimos adquirir la casa en donde vivimos. La compañía constructora
nos prometió que la entrega sería a más tardar seis meses, sin embargo se llevaron 3 años y
medio. Durante todo ese tiempo nos vimos en la necesidad de pagar la renta de una casa al mismo
tiempo que pagábamos el Crédito Hipotecario a pesar de que no teníamos posesión de la casa que
adquirimos.
Las deudas eran cada vez más, crecían y no se detenían. La Coordinadora de mi esposa, al
observarla que estaba muy mal y no se concentraba en su trabajo debido a la presión constante en
la que se encontraba, la contactó con una amiga que le dio el teléfono del Barzón.
Inmediatamente nos comunicamos y agendemos una cita para asesorarnos con el cuerpo jurídico
de la Organización, quienes al escuchar nuestro caso y analizar la documentación que llevamos,
nos planteó las acciones a seguir para comenzar la defensa de nuestro patrimonio.
Ese día recuperamos la fe, nuestra familia se unió a Oraciones de Agradecimiento a Dios por la
dicha de contar con una Organización que nos infundía confianza de que podía ayudarnos, y
sabíamos que así sería.
El cuerpo jurídico comenzó con su labor de negociación con los Bancos, nosotros estábamos
dispuesto a pagar, pero lo justo. Durante ese tiempo nosotros nos dedicamos a trabajar y para
tener un ingreso extra vendíamos desde café hasta armazones de lentes. Contra lo que nosotros
pensábamos esta situación nos unió como familia, nuestras dos hijas conscientes de la situación
nos apoyaban -dentro de sus posibilidades- cubriendo parte de sus gastos con las becas por
excelencia que les daban en su escuela.
Todo iba de maravilla, pero de pronto y sin avisar los Bancos comenzaron a llamar a nuestros
trabajos de una forma grosera, dejaban mensajes amenazantes afuera de nuestra casa y en
ocasiones hasta intimidaban a nuestros vecinos lo que ocasionaba que no quisieran hablarnos
para no tener problemas. Cuando hicimos del conocimiento del Barzón esta situación rápidamente
intervinieron con los Bancos para decirles que la Cobranza Abusiva que estaban empleando
nosotros no estaba permitida, por lo cual era ilegal su uso. Después de eso cesaron las llamadas y
el acoso a nuestra familia.
Las negociaciones comenzaban a dar sus frutos, las primeras Tarjetas con las que hicimos convenio
fueron las de Liverpool y Sears ya que eran los créditos más antiguos y deseábamos conservarlos.
Posteriormente siguieron convenios con Banamex y HSBC, pudiendo salir de esos compromisos
con descuentos de más del 70%. Después vino el convenio con Santander. Estábamos felices, pues
habíamos logrado salir adelante con el pago de 9 de las 10 tarjetas que teníamos. La tarjeta de
BBVA Bancomer Walmart tardó más tiempo en llegar debido a que el Banco cedió los derechos de
la deuda a una recuperadora de cartera, misma que estaba en una posición muy cerrada de
negociación. Pese a eso el Barzón nunca cedió, siempre veló por nuestros derechos y por fin en el
mes de Julio del 2018, y atendiendo al lema “Debo no niego; pago lo justo”, logró obtener un
convenio de pago para al fin salir de esa deuda.
Estábamos libres al fin, felices y orgullosos de nuestra familia y de la nueva familia que obtuvimos
en el Barzón. Gracias a ellos recuperamos la esperanza y aprendimos a que sí se puede vivir sin
Tarjetas de Crédito y de manera responsable.
Gracias a Dios, gracias al cuerpo jurídico del Barzón, gracias a nuestros compañeros quienes nunca
dejaron que nuestros ánimos decayeran.